Suspiria

Las mejores películas de 2018

Un repaso por los largometrajes que nos han fascinado estos meses, desde joyas indies hasta grandes producciones de Hollywood

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2018 ya ha acabado y nosotros nos despedimos de un año de buen cine recordando las películas que más nos han gustado. Unas nos han hecho reír a carcajadas, otras nos han hecho reflexionar o nos han emocionado, o nos han provocado pesadillas truculentas. Si os habéis perdido algunas de las que más merecen la pena, no os preocupéis, las hemos recopilado para vosotros, y muchas de ellas siguen en cartelera. ¿Cuál es vuestra favorita?

RECOMENDADO: Los estrenos de la semana.

  • Cine
  • Thriller
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Lo que esconde Silver Lake
Lo que esconde Silver Lake
Una niebla se extiende sobre el paisaje en la última película de David Robert Mitchell. No es el humo de un porro, que también, ni un síntoma del cambio climático. Más bien, es un producto de la profunda confusión en que vive el personaje de Andrew Garfield, despistado por las calles de Los Ángeles en busca de respuestas a un misterio jeroglífico muy encriptado. El director de 'It follows' inicia un descenso en espiral que es puro 'delirium tremens', con muchas referencias metacinèfiles, que van desde 'El gran Lebowski' hasta los laberintos urbanos que David Lynch pisaba en 'Mulholland drive'. Un sueño paranoico, surgido de una mente tan brillante como retorcida, que toma la forma de un 'neonoir' maldito, vicioso, donde no hay escapatoria posible. Podríamos definirla como un 'Chinatown' para 'millennials', pero la comparación ni siquiera le hace justicia. Todo comienza con el protagonista, medio dormido, haciendo cola en una cafetería donde una camarera limpia el cristal de la puerta una pintada que dice: "Cuidado con el asesino de perros". Una vecina que hace topless, una lápida con el nombre de Hitchcock escrito, un submundo que solo los vagabundos conocen. Si sois fans de las novelas más subversivas de Thomas Pynchon, os sentiréis más que satisfechos. La trama incluye mapas secretos, pistas en una revista de videojuegos, fanzines en blanco y negro y un enigma que flota, sangrando, bajo la superficie de un lago. Un thriller hiperhipnótico, desafiante.
  • Cine
  • Terror
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Las buenas películas de terror, como todas las películas que realmente merecen la pena, actúan a un nivel primario, visceral, más allá de la trama y las palabras. La 'Suspiria' que Dario Argento hizo en 1977 jugaba en esta liga, con su explosión de colores y su gore estilizado. Hacía décadas que Luca Guadagnino quería dirigir una nueva versión, y en el resultado ha demostrado que entiende el cine de Argento a nivel molecular. Tanto, que partiendo de la misma premisa ha sabido encontrar su propia magia. Conjugada en rosas pálidos y mármoles verdes, con la enigmática música de Thom Yorke y el frío de un invierno berlinés, su 'Suspiria' sabe hacernos pasar miedo sin trampas ni sustos, simplemente dejando que nos perdamos en un estado de ánimo general, donde Dakota Johnson hace de Susie Bannion y Tilda Swinton borda el papel de Madame Blanc.
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  • Cine
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Entre dos aguas
Entre dos aguas
La película empieza con la imagen de un pájaro caído sobre unas hojas, que aletea y que finalmente se vuelve a poner derecho. No será el único que volverá a la vida. Lo harán, también, algunos de los personajes que, hace doce años, protagonizaron 'La leyenda del tiempo' y con los que nos reencontramos en 'Entre dos aguas', una ficción que logra plasmar la vida misma. 'La leyenda del tiempo' se dividía en dos bloques según sus dos protagonistas: Isra, un niño gitano de duelo por la muerte del padre, y Makiko, una chica japonesa que viajaba a Cádiz siguiendo la pista de Camarón. En 'Entre dos aguas', en cambio, Isaki Lacuesta prescinde de Makiko para centrarse en Isra, que ahora es padre de unas niñas y que acaba de salir de la prisión para encontrarse en un mundo que le ofrece poco más que precariedad. La dualidad, sin embargo, sigue presente en una película que gira en torno a dos hermanos y que se instala en el tiempo presente para hacer incursiones en el recuerdo del pasado mediante algunas imágenes de 'La leyenda del tiempo'. No es extraño que 'Entre dos aguas' haga referencia a esta naturaleza dual en su título, que señala también la importancia del entorno acuático, el de las playas y los ríos de San Fernando. El cielo rosado, crepuscular, se refleja a menudo en el agua y embellece una película conmovedora, que resuelve un enigma solo al alcance del cine: capturar el paso del tiempo.
  • Cine
  • Drama
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Los fantasmas de Ismael
Los fantasmas de Ismael
Un muerto, cuando ya ha tenido su duelo, cuando ya se le ha llorado todo lo que había que llorarle, no puede recuperar su lugar entre los vivos. Esto ya se encontraba en 'El coronel Chabert' de Balzac, el relato de un militar desaparecido en combate que después de mucho tiempo, cuando ya nadie lo esperaba, llamaba a la puerta de su casa. En 'Los fantasmas de Ismael' pasa lo mismo. Mathieu Amalric hace de un hombre que perdió a su mujer veinte años atrás. Un día esta mujer vuelve a su lado. Desde su ópera prima, 'La vie des morts', el cine de Desplechin ha sido un mundo transitado por fantasmas que buscan su espacio. Estaba el marido de Emmanuelle Devos convertido en ángel lumínico en 'Reyes y reina'. Estaban las sombras chinescas de 'Un cuento de Navidad', representando el principio de una elegía tragicómica. Y aquí están los ojos de Marion Cotillard pintados en un cuadro, como el de 'Vértigo' de Hitchcock, como si nos indicaran que una tumba está a punto de abrirse. Hay unas constantes que atraviesan la obra de Desplechin, como el imaginario de Bergman y la prosa de Joyce. Charlotte Gainsbourg nos recuerda a Liv Ullmann sentada ante una mesa llena de fotos en 'Saraband'. Y el apellido Dedalus, extraído del 'Retrato del artista adolescente', vuelve a aparecer, al igual que en casi cada película, como si todos los personajes que ha creado fueran uno solo, totémico, con las mismas neurosis indestructibles
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  • Cine
  • Thriller
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Viudas
Viudas
Después de películas imponentes como 'Hunger', 'Shame' y '12 años de esclavitud', sería natural que alguien pensara que el británico Steve McQueen tiene intenciones maliciosas, si no hacia la audiencia, sí hacia sus actores. En 'Viudas' también nos proporciona una ración de sufrimiento, sobre todo concentrada en la expresión sufrida de Viola Davis. Pero McQueen ha descubierto algo nuevo, tal vez un toque de diversión, y se entretiene haciendo zooms constantes en las calles de un Chicago superpoblado. Tres mujeres dominan la historia. Tres mujeres que recientemente han quedado viudas de los jefes de una banda criminal. Se llaman Veronica, Linda y Alice. Como si enfrentarse a la soledad y los problemas económicos no fuera suficiente, los asuntos pendientes de los maridos muertos van saliendo de debajo de la alfombra, exigiendo que paguen en metálico o con la vida.
  • Cine
  • Drama
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Lazzaro feliz
Lazzaro feliz
No estamos acostumbrados a la bondad. Parece que no tenga historia, ni argumentos para seducirnos. Alice Rohrwacher asume el reto de convertir a Lazzaro en nuestro anclaje en una fábula que reivindica la pureza de una mirada primitiva que, privada de los filtros corruptos de la civilización, atraviesa el mundo y lo transfigura. Lazzaro es un santo que no sabe que lo es, que actúa según los impulsos de una inocencia inconsciente. Él es el guía que nos lleva de la mano desde una sociedad feudal a una urbana, cruzando las fronteras del espacio y del tiempo para demostrarnos que el esclavismo y la explotación son lo que nos une, por encima de la solidaridad y la clemencia. Cada clase social sigue viviendo en una burbuja de miseria o autoengaño, no importan las crisis que aplasten sus sueños de ascensión o inmovilismo. Por eso la película, definitivamente misteriosa en sus anacronismos, puede leerse como una crítica al capitalismo neoliberal, que existía mucho antes que Marx aprendiera a leer y escribir. Pero la bondad persiste, envuelta en un realismo mágico que nunca empalaga: es una película esperanzadora, como lo eran algunas obras de Pasolini, los Taviani y Ermanno Olmi. Cree en los milagros, cree en la virtud, cree en su santo de ojos cristalinos y cree, en última instancia, en las imágenes como portadoras de una trascendencia que es a la vez benéfica y perturbadora.