Programa de la Diputación de BCN
Los mercados del área de Barcelona buscan relevo generacional para asegurar su supervivencia
Los equipamientos aspiran a atraer talento para rejuvenecerse ante el contexto de una de cada tres paradas cerradas en la provincia
TESTIMONIOS | “Somos como una familia”: aprendices a paradista buscan ‘salvar’ los mercados del área de Barcelona
CONTEXTO | Una veintena de mercados de la provincia de Barcelona tienen más paradas cerradas que abiertas

Jóvenes y mayores aprenden a hacer de paradistas, en este caso carnicería y charcutería,para no dejar morir los mercados municipales y paliar el efecto de falta de relevo generacional. AUTOR: JORDI OTIX / Jordi Otix / EPC

Aproximadamente un 35 % de las paradas de los 91 mercados municipales de las províncias de Barcelona están cerradas, según los datos más recientes de la Diputación de Barcelona (DIBA). Incluso hay una veintena de equipamientos de la provincia con más paradas cerradas que abiertas. La edad media de los paradistas ronda los 48 años, un indicativo de que el sector se enfrenta ya "a un problema de relevo generacional", tal como lo definen los expertos y los paradistas más veteranos.
Frente a ese escenario, y con el objetivo de revitalizar los mercados municipales, la DIBA ha puesto en marcha una segunda edición de un programa de formación orientado a atraer personas interesadas en trabajar como paradistas, con especial atención en los oficios de carnicería, charcutería y pescadería. Y con especial interés también en los jóvenes "capaces de paliar la situación de la falta de relevo", en palabras de la diputada de Comercio de la DIBA, Olga Serra (ERC).
El año pasado se experimentó con una prueba piloto que ha consolidado la edición de este año, que se desarrolla en tres mercados del Vallès Occidental: Rubí, Ripollet y en Sant Cugat del Vallès. El gerente de Servicios de Comercio de la Diputación, Sergi Vilamala, subraya que el comercio, y muy especialmente los mercados municipales, “carece de personal”. Vilamala señala que los gremios de carniceros, charcuteros y pescaderos hablan de esa escasez como una "urgencia". De hecho, así lo apunta Mònica León, carnicera que ya lleva 14 años en el mercado municipal de Rubí: "Estos cursos pueden ser el salvavidas de estos profesionales, que debemos preservar entre todos", apunta.
El director del proyecto, Xavier Blanca, explica que los alumnos han participado desde el primer momento en el mercado y han conocido la gestión de espacios comunes, neveras y la interlocución con otros paradistas. “Una experiencia directa” que es “un hecho diferencial”, rubrica Blanca.
El programa incluye módulos prácticos: además de las clases teóricas, las personas inscritas realizan prácticas reales en puestos de mercados. Algunos módulos se han rotado entre los mercados implicados para que los participantes reciban formación variada. Por ejemplo, los alumnos de Rubí y Ripollet han pasado por Sant Cugat para formarse en pescadería. Y los de Sant Cugat se han desplazado a Rubí para módulos de carnicería, avicultura y charcutería. De todos los oficios, la pescadería es el que presenta una mayor necesidad de relevo: “Hay mucha oferta y pocos profesionales que dominen el oficio”, apunta Blanca.
El proyecto formativo busca preparar a personas jóvenes y ofrecer una salida profesional a quienes, tengan la edad que tengan, deseen reinventarse dentro del sector. Vilamala agrega que entre los inscritos hay gente de mediana edad que busca nuevas oportunidades, tanto en mercados físicos como, eventualmente, emprendiendo con una parada disponible.
Mercados en transformación
Los responsables han detectado que la media de edad de los participantes del curso se sitúa entre los 33 y los 40 años en algunos municipios como Rubí, Sant Cugat y Ripollet. También se ha observado una mayoría clara de mujeres entre los inscritos, así como una proporción importante de personas de origen latinoamericano interesadas en estos oficios.
Además del relevo generacional, los expertos coinciden en que el futuro de los mercados municipales pasa por adaptarse a nuevas realidades: cambios en los hábitos de compra, horarios más flexibles y una mayor presencia de herramientas digitales. Algunos mercados ya están experimentando con nuevos modelos: pedidos por teléfono o a través de aplicaciones móviles, recogida de productos en taquillas refrigeradas con códigos QR o incluso la venta 'on line' conjunta de varios paradistas.
Pese a las cifras preocupantes —una de cada tres paradas vacías en la provincia, lo que equivale a más de 1.100 establecimientos cerrados—, el sector no da por perdida su capacidad de recuperación. En paralelo a la formación de nuevos profesionales, algunos ayuntamientos están replanteando la gestión y el uso de los mercados, apostando por espacios mixtos que combinen comercio de proximidad, restauración o actividades culturales para atraer a nuevos públicos.
La iniciativa pretende sembrar las bases de un relevo que garantice la continuidad de unos espacios que, más allá de su función comercial, siguen siendo un punto de encuentro cotidiano y un símbolo de identidad local. “No se trata solo de ocupar las paradas vacías, sino de darles un nuevo sentido. Si conseguimos que los mercados vuelvan a ser lugares vivos y útiles para la comunidad, estaremos salvando mucho más que un modelo comercial”, concluye Vilamala.
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