El pasado 14 de agosto, previo a la festividad por el día de la Virgen de la Paloma, el Centro de Cultura Contemporánea Condeduque acogía el concierto sorpresa ‘Algo Inesperado’, una de las citas ineludibles del ciclo estival Veranos de la Villa organizado por el Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid. El público, expectante, no esperaba encontrar a una artista que llevaba casi diez años sin tocar en la ciudad. Cantante y actriz, miembro de una saga de artistas irrepetible en nuestro país. Se trataba de Mónica Molina. La artista madrileña sorprendió a los asistentes, y se los metió en el bolsillo con delicadeza, encanto y sensibilidad. Hablamos con ella antes del concierto en una oportunidad inusual, ya que apenas concede entrevistas.

“Me apetecía muchísimo reencontrarme con el público de Madrid”, nos confesaba Mónica la semana previa al evento. “La última vez que canté en la ciudad fue en 2016, la primera sorprendida soy yo”, se sincera. Muy ilusionada, la artista siente que tocar de nuevo en la capital es como “algo nuevo, como si empezara ayer”. Ella había asistido antes como público al recinto de Conde Duque, para ver a Estrella Morente en concierto. En la programación de ‘Algo Inesperado’ de años anteriores, destacan artistas como Ariel Rot, Kiko Veneno, María José Llergo y Mala Rodríguez, y bandas como Morgan, Vetusta Morla o Carolina Durante. Este año, le tocaba a ella, Mónica Molina.

Foto promocional de Mónica Molina por Arda Aytan

El Teatro Fernán Gómez, entre sus recuerdos favoritos

La madrileña inició el concierto con A paso lento, canción cuya letra dice “Saborear cada segundo/Poniendo rumbo donde quiera/Que no existan las fronteras”. “Pequeño Fado fue la canción que me abrió las puertas en Turquía”, comentaba la artista antes de tocar el tema ante el público de Veranos de la Villa. Muy meritorio que, hace más de 20 años cuando no existían las plataformas digitales, su carrera despegase en un país tan lejano y exótico como Turquía. Todo un logro triunfar en el extranjero dos décadas atrás y cantando en español. “Ellos conectaron con la musicalidad, con las canciones, con la voz. Fue una conexión súper fuerte”, explica Mónica. “Al final, la música tiene ese idioma que todos entendemos, no importan las palabras. La propia música es el lenguaje universal”.

Escenario del Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque con el concierto de Mónica Molina

Sus recuerdos de Madrid entrelazan la música. Los Jardines de Sabatini y el Teatro Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa son los recintos de los que mejor recuerdo guarda a la hora de actuar. Aunque nos explica que, para ella “los sitios son importantes, pero los sitios los hacen las personas, el público que te toca y te va a ver”. Como conciertos especiales en la ciudad, recuerda uno de Tom Jones, otro de Sting y, por supuesto, uno de su padre, el legendario Antonio Molina. Ella era muy pequeña, tenía solamente 8 o 9 años y fue la única vez que le vio actuar en un auditorio. “Lo recuerdo perfectamente, mi preocupación por estar guapa, el vestido que me iba a poner mamá…”, relata con cariño.

Precisamente en el concierto de ‘Algo Inesperado’, una de las canciones que dedicó a su padre fue Tu despedida. “Mi fortuna es estar aquí con vosotros. Y, sobre todo, ser consciente y agradecida por ello”, confesaba sobre la canción Mi fortuna.  “Qué silencio hay, estoy temblando”, se sinceraba emocionada la artista antes de tocar Vuela ante un respetuoso público. Ese tema forma parte del disco homónimo a la canción y estuvo nominado nada menos que a los Latin Grammy en la tercera edición de los galardones, en la primera década del siglo XXI.

Amante del Madrid de los Austrias y de los parques del Retiro y del Oeste

Mónica Molina, como madrileña, nos confiesa que adora esta ciudad. “Me he criado en Madrid, he vivido en la ciudad, mi infancia, mis recuerdos, están en Madrid”. “Es una ciudad completa, culturalmente maravillosa. Podrías estar todos los días haciendo planes, es una ciudad muy rica en ese sentido”, explica. “Y la encuentro preciosa, cuidada, bonita. Llegas y todo está funcionando, hay muy pocas ciudades tan completas y hermosas como Madrid”. Y estos cumplidos, para una artista a caballo entre Portugal y Turquía, por hogar y trabajo, son de merecer.

Su parte preferida de la ciudad sería el Madrid de los Austrias. También la zona del Paseo del Pintor Rosales y el parque del Retiro, el gran pulmón verde que le apasiona y por donde se podría perder. Pero también el parque del Oeste, donde le encantaba hacer cabañas cuando era pequeña, ya que vivía por la zona y ese lugar formaba parte de su itinerario infantil, donde paseaba o tomaba la merienda.

En la recta final del concierto, Mónica Molina se atreve con una versión de su padre, el gran Antonio Molina. Antes de cantar Mar blanca, incide en que le faltaría tiempo para piropearle y decir mil maravillas sobre él. Unas emotivas palabras dentro de este pequeño homenaje que hicieron llorar a más de uno entre el público. Su familia se abrazaba y besaba en la grada en este momento tan emocionante. “¡Qué grande era, Dios mío de mi vida, y qué valor tenía!”, gritaba Mónica visiblemente emocionada.

La pequeña gran mujer de la saga Molina cantó Esta hora de los besos, compuesta por su admirado Javier Ruibal. Su hermana Ángela Molina le lanzaba un “¡guapa!” desde las primeras filas del público. Durante la interpretación de la canción Ay amor se le veía mucho más suelta, desinhibida y, al terminar, el público se puso en pie. Después, la artista terminaba con Inesperadamente, perfectamente adecuada para el concierto.

Mónica Molina, protagonista del concierto ‘Algo Inesperado’, junto a su banda en el escenario del Centro de Cultura Contemporánea Condeduque

Cerca de hora y media de música en directo con Mónica Molina y su banda, formada por Luis Guerra al piano, Óscar Guerrero a la guitarra, Jaume Blázquez a la trompeta, Benji ‘Habichuela’ a la batería y, como director musical y al bajo, Toni Cuenca. Un quinteto de excepción que destacó en los solos y canciones puramente instrumentales como Alborada.

Quizá el público no fue consciente la noche del 14 de agosto que había estado ante un hito especial: la vuelta de Mónica Molina a su ciudad. Se podría decir que es el equivalente de traer a una artista internacional a Madrid, solo que, esta vez, coincide que es su ciudad natal, la que la vio crecer, entre la industria de la música y del cine, entre talento familiar y un legado único, antes de triunfar en otros países como Turquía. De lo que sí fuimos conscientes es que Mónica Molina es capaz de emocionar y sorprender hasta al público más exigente y melómano. Afortunados por haberla podido entrevistar y haber disfrutado de su directo. Vuelve cuanto antes a la ciudad, Mónica. A tus pies, Madrid es toda tuya.

Mónica Molina con los brazos abiertos dirigidos al público cantando en su actuación en 'Algo Inesperado' dentro de Veranos de la Villa 2025